¿Qué se consigue con esta estrategia?

Por casualidades de la vida, mi puesto de trabajo consiste en dirigir a un grupo de 12 personas. Eso significa que la presión está a la orden del día. A mí me gusta mucho observar el comportamiento de las personas y el comportamiento de estas 12 personas es muy diferente.

Todos ellos son excelentes, me siento orgulloso de dirigir al grupo que para mí es el mejor de los 3 turnos de trabajo, pero son personas muy diferentes entre sí.

Por un lado tenemos a algunos que están hipotecados y endeudados hasta arriba. Aunque tienen su genio y su rebeldía que sale a relucir cuando hay mucha presión, tienen el miedo a ser echados por la empresa, es decir, tienen miedo a perder su principal fuente de ingresos. En ese momento dan un paso atrás y tragan con lo que se le diga. Quieren irse, quieren no acatar las órdenes de trabajo, pero no pueden, se callan y trabajan.

Por otro lado están los libres de verdad, aquellos que te dicen, «¿no te gusta?, que me echen, que me da igual´´. Éstos son los verdaderamente libres de verdad. Cuando alguien te dice eso, sabes perfectamente que la empresa no tiene nada que hacer con ellos porque es la empresa la secuestrada y ellos los secuestradores.

Y con ellos yo, mis jefes y los jefes de mis jefes. Todos en mayor o menos medida estamos igual. Unos desde la posición alta de la pirámide y otros en la parte baja de la misma.

Es por ello por lo que le doy tantísima importancia a la independencia financiera. Y aunque claro que me gustaría comprarme un coche de lujo o gastar el dinero en un iphone 6, lo que más valoro en esta vida es poder decir sin miedo, adiós. El no depender de una nómina o pensión te da el mayor poder de todos. Ese poder decir adiós no tiene precio y vale más que cualquier cosa material que existe.

Es curioso, pero la sociedad está montada de manera que nos tiene encadenados. Si tienes hipoteca que pagar, o hijos a los que mantener (o ex también), te va restando esa libertad para poder ser independiente y libre de verdad. La idea de busca pareja, cásate, ten hijos, hipotécate, compra un coche a crédito, le inutiliza como individuo. Le aborrega, le hace dócil y sumiso, y eso es lo que quieren las empresas y los gobernantes. No interesan personas que sean libres y que piensen, porque eso hace temblar la pirámide sobre la que se sostiene todo.

Pero claro, el problema está en mayor medida en el precio de la vivienda. Si comprar un techo o alquilarlo te obliga a endeudarte 40 años pues ya te tienen cogido de por vida. Te tienen donde quieren tenerte, sumiso, dócil, aborregado.

Por ello, cuanto mejor sea tu coche, cuanto mayor sea tu casa, cuanto mayores sean tus deudas, menor libertad financiera tienes, y más dócil y obediente tienes que ser por miedo a perder tu principal fuente de ingresos.

No nos enseñan finanzas ni cómo obtener rentas pasivas porque no interesa a los de arriba. Interesa gente que depende únicamente de un ingreso, que se lo irán bajando poco a poco vía inflación. Eso es lo que quieren de nosotros, nada más, obedecer y callar.

Vivimos en una dictadura, la dictadura de la deuda. Hace 60 años años había dictadores que si te salías un poco de lo normal ibas a la cárcel, hoy ese dictador se llama deuda. Y esa deuda afecta a los estados y a usted como individuo. Está en sus manos su futuro, está en sus manos darse cuenta de dónde estamos, cómo salir de ella y ser libre de verdad.

¿Acaso cree que se lo va a poner fácil?. No, porque si todo el mundo lo hace, ¿quién alimentará a los poderosos?. Interesa que usted como individuo sea pura deuda, para que tenga que levantarse a trabajar para pagar su techo, su coche, y su iphone.

¿Y usted, qué va a hacer, ser esclavo?.

Para terminar quiero poner una cita de José Mújica, presidente de Uruguay:

“Abogo por una manera personal de vivir con sobriedad. Porque para vivir hay que tener libertad, y para tener libertad hay que tener tiempo. Si me preocupo mucho de los cacharros, de la casa grande, del servicio, de patatín y patatán, no tengo tiempo, me tengo que ocupar de eso. Y si tengo mucha plata me tendré que preocupar de que no me roben. Y si despilfarro y gasto mucho es porque estoy viviendo a costilla del trabajo de otro. Prefiero tener el mayor margen de tiempo disponible para hacer lo que a mí me gusta, y eso es la libertad. Soy libre cuando hago con mi tiempo lo que a mí me gusta, me motiva. Entonces, soy sobrio, para tener tiempo. Cuando tú compras con plata, no estás comprando con plata, estas comprando con el tiempo de tu vida que tú gastaste para ganar esa plata. Y lo único que no se compra en la tierra es la vida. Entonces, hay que ser avaro en la forma de gastarla.”